Brasil, puesto 116 entre 163 países evaluados, presentó la mayor caída global (10 puntos) de 23 indicadores estudiados resumidos en tres marcadores principales: Seguridad, Conflicto y Aspectos militares. La desmejora de Brasilia se debe principalmente al fenómeno delincuencial de las drogas.
Venezuela, que cae dos puntos, registra la peor posición de un país latinoamericano en el mundo: 144. Pero Colombia, que mejora dos puntos, no lo hace mejor y se coloca en el 143. Además, estos dos vecinos están entre los diez países con la mayor cantidad de homicidios, dice el estudio.
Con México en el puesto 140, Honduras en el 123 y Nicaragua en el 120, América Latina sigue siendo un continente libre de guerras, pero con serios problemas de seguridad pública, todos relacionados con el Crimen Organizado Internacional, el narcotráfico. A las anteriores estadísticas, se agregan las de otros centros de estudio sobre Corrupción e Impunidad, en las cuales tampoco salimos bien parados.
El escrito, llama la atención sobre el aumento del desplazamiento humano en la región, materia prima que alimentará la ilegalidad y la criminalidad, y relaciona una desmejora en la confianza generalizada hacia Fuerza Pública que toca de manera particular a las organizaciones policiales de todo el continente, siendo la peores evaluadas las Policías de Bolivia y Venezuela. En Colombia, según el IEP, los militares mantienen una confiabilidad del 51% y nuestra Policía Nacional de un 48%.
Sin embargo, en los últimos 15 años, según Gallup que sirve de fuente al informe del IEP, los índices de aceptación de nuestra institución castrense, de nuestro Ejército, han sido de un 70% o más. Falta evaluar la reciente manguala internacional encabezada por la gran prensa extranjera y organismos y personajes de la ONU, andanada que bien puede frenar o paralizar la denodada lucha contra el narcotráfico de nuestros soldados, que siguen siendo asesinados mientras los narcotraficantes asumen curules en el parlamento.
Lástima que ninguna estadística mida el sentimiento nacional de vergüenza que nos invade en el escenario actual.
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