Ha renunciado a su cargo como Ministro de la Presidencia el doctor Néstor Humberto Martínez, a quien conozco desde la Universidad. Un excelente abogado y también un buen político, que ha hecho parte de los últimos gobiernos pese a las diferencias entre ellos. Fue Ministro de Samper, de Pastrana, de Santos, y ha estado vinculado a grandes proyectos gubernamentales y empresariales, no solo en Colombia sino en otros países.

 

Hasta ahora, no sabemos cuáles fueron las verdaderas causas de su retiro, con apenas nueve meses en el cargo, aunque muchos tienen claro que hay división en el interior del Gobierno y que la participación de Néstor Humberto en el trámite del proyecto sobre equilibrio de poderes, en ostensible contravía de los ministros del Interior y de Justicia, precipitó su renuncia.

 

Más allá de las especulaciones sobre el caso concreto, me parece importante reiterar algunos puntos desde la perspectiva constitucional, a los que me referí cuando se creó la figura del Súper Ministro –que al parecer se acaba también con la salida de su único titular-:

 

1. Es una figura contraria a la Constitución, según la cual el Gobierno Nacional se conforma por el Presidente de la República, los Ministros del Despacho y los directores de departamentos administrativos. No se contempla ningún ministro coordinador, porque el coordinador es el Presidente. No debe haber funcionario alguno que se interponga entre el Jefe de Gobierno y sus ministros.

 

Por otro lado, un nuevo Ministerio debería haber sido creado por Ley, no por decreto. Y si se trataba de la Secretaría General de la Presidencia, ese es un departamento administrativo. Y los jefes de Departamentos Administrativos no pueden ser superiores a los ministros ni presentar, ni tramitar proyectos de Ley. 

 

La figura del Súper Ministro fue tomada del sistema inglés pero no cabe en Colombia, al menos según la actual Constitución.