Se han reanudado, tras las fiestas, todas las actividades públicas y privadas en este año 2017. Una nueva etapa en muchas cosas y para muchos fines. Duro será el año para los trabajadores y para la clase media, con un IVA del 19%; con una reforma tributaria regresiva e inequitativa, y con un salario cuyo ajuste ya se perdió por causa de los impuestos y de la inflación. Pero habrá que tener paciencia y seguir trabajando, como lo hacemos a diario.
Aunque muchos hemos expresado discrepancia, en particular desde la perspectiva jurídica, con lo actuado por órganos estatales con miras a la implementación y desarrollo de los acuerdos de La Habana, todos tenemos que entender una realidad. Los documentos pertinentes están firmados por las partes; el Acuerdo Final fue suscrito, a nombre del Estado colombiano por el Presidente de la República y nos compromete; la Constitución ha sido reformada por el Congreso para que actos legislativos y leyes sean velozmente aprobados; el Presidente de la República goza de facultades extraordinarias para expedir decretos con fuerza de ley; y todo ha sido avalado por la Corte Constitucional en un extraño fallo de estructura muy discutible pero vinculante.
Es decir, la suerte está echada. Ya, sobre lo actuado no cabe seguir debatiendo. Ya se dijo lo que se dijo; se han dejado las constancias públicas acerca del erróneo manejo del proceso por parte del Gobierno, y ahora lo que cabe es buscar que el cumplimiento de lo acordado se produzca sin traumatismos; que la entrega de las armas por parte de las Farc tenga lugar en los términos definidos; que se trasladen a las zonas de concentración; que el Estado cumpla su palabra en lo que a él corresponde y que la antigua guerrilla haga lo propio; que las Farc hagan entrega de los secuestrados y de los menores de edad que tienen en su poder, como lo han debido hacer hace mucho tiempo.
Ya se aprobó la Ley de amnistía e indulto, como lógica consecuencia de lo convenido, y deben quedar en libertad aquellos guerrilleros que no eran procesados por crímenes atroces o de lesa humanidad.
De buena fe y con confianza en que la paz proclamada sea verdadera, debemos comenzar el año, trabajando y estudiando, con dedicación y entrega, para ver si gozamos de una mejor situación cuando finalice este 2017.