Por otro lado las personas se enfrentan a situaciones cómo quedarse en sus casas, cancelar viajes, eventos y no asistir a sus lugares de trabajo.
El impacto económico del COVID-19 es tan peligroso como el impacto a la salud; la contingencia económica debe ser una prioridad por parte del gobierno, ante el pánico económico, el incremento del dólar, el cierre de empresas y la suspensión de labores, se deben adoptar tratamientos, alivios, congelación de tasas de interés, reestructuración de plazos, disminución de impuestos. Las empresas pequeñas que han recibido cancelación de pedidos, en caso de hoteles y sector turismo la cancelación de reservas, los proveedores de bienes y servicios que están afrontando alzas en las divisas que influyen en contratos de suministro y obras o proyectos en ejecución.
Ante la pandemia económica, toca replantear el método contractual y la fijación de precios que para próximas contrataciones se debe establecer en dólares, y así contener situaciones de pánico, que solo pueden estar enmarcadas en la teoría de la imprevisión.
Es inevitable hasta el momento y muchas personas morirán por culpa del COVID-19, pero que no mueran las empresas por falta de una contingencia o cuarentena económica.