Es increíble que el Presidente de los colombianos asuma con tanta pasión el trabajo de la oposición, insistiendo en defender a dos lumpen como Laura Sarabia y Armando Benedetti.

La actitud terca y obstinada de Gustavo Petro ha logrado que sus ministros y colaboradores manifiesten su inconformismo y hagan pública la incomodidad que generan los nombramientos de Sarabia como canciller y de Benedetti como jefe de gabinete. Petro logró poner en su contra a sus ministros y a la vicepresidenta Francia Márquez, solo con su terquedad y su negativa a aceptar que estos polémicos personajes no representan la ideología del partido ni encajan en el equipo de gobierno de un gobierno que busca el cambio. Pero de un plumazo, el cambio se hace efímero al insistir en la permanencia de estos “lumpen”.

¿Cuál es el secreto que Laura Sarabia y Armando Benedetti le tienen guardado al presidente de los colombianos? Personajes del gobierno como el director del Departamento de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar; la vicepresidenta y ministra de la Igualdad, Francia Márquez; la ministra del Medio Ambiente, Susana Muhamad; y el director del DAPRE, Jorge Rojas, quien presentó su renuncia a pesar de su amistad y de llevar tiempo trabajando con el presidente, no están de acuerdo con las decisiones presidenciales de mantener en los más altos cargos a los lumpen: Sarabia y Benedetti. 

Parece que esto no importa, pero el presidente Gustavo Petro sigue defendiendo a sus amigos Benedetti y Sarabia con vehemencia, defensa que no ha realizado de igual manera en favor de su propio hijo. ¿Será que Gustavo Petro sí crió a Laura Sarabia y a Armando Benedetti? Porque él manifestó ante los colombianos que no podía responder por las actuaciones de Nicolás Petro Burgos porque “no lo crió”; A su nueva canciller y a su dos veces embajador, hoy jefe de gabinete, los defiende con tanta firmeza que pareciera haberlos criado.

Por último, ruego a Dios que, con su poder y gracia en favor de los colombianos, haga cambiar de opinión al presidente y revoque los nombramientos de estos polémicos lumpen. En su lugar, podría nombrar a Esperanza Gómez como canciller; la diplomacia quedará en las mejores manos, seguros de que las relaciones con los gobiernos del mundo entero serán extraordinarias. Y como jefe de gabinete, podría nombrar a Suso, un personaje honesto, con excelentes ideas y querido por todos los colombianos.

¡Presidente, ya no más lumpen en el gobierno, por favor!

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