Los hechos que nos afectan son producto de nuestra ignorancia, del conformismo, de la indiferencia, de la falta de compromiso con la sociedad y con nosotros mismos.
Nos creemos los mas vivos; a la hora de encontrar culpables descargamos la responsabilidad en los políticos que nosotros mismos elegimos por interés, por convicción y/o por brutos.
Nos han robado, nos han impuesto todo tipo de leyes, tributos y normas, para beneficio de unos pocos. Ahora en las calles matan inocentes a diario, mientras nos conformamos con ver las noticias.
Siento tristeza rabia y dolor por la muerte de una niña inocente a tan corta edad. No es justo, no tiene sentido y es una muestra dolorosa de la falta de autoridad, la falta de Dios, la falta de todo.
Han puesto lo banal en los primeros lugares de importancia en una sociedad enferma y corrompida.
Miserable es, quien por dinero arrebata la vida de otro, condenando la suya a la oscuridad eterna.
No existe temor a Dios, el bandido sólo piensa en unos billetes. Pero es dinero maldito, el que se obtiene arrebatando la vida de un ser humano.
En Colombia, la vida se ha vuelto una mercancía… Con ella, se pagan caprichosas deudas, las voces son silenciadas y se apaga la luz de los inocentes que dicen la verdad.
Estamos viviendo en una sociedad podrida, pero es la que entre todos hemos construido.
Que el creador tenga piedad de nosotros…
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