Aunque la crisis social, política y económica haya golpeado Europa, esta no deja de ser la meta de muchos migrantes que continúan buscando nuevas oportunidades para mejorar su condición de vida. Las noticias nos muestran que cada día miles de seres humanos en dificultad realizan viajes peligrosos para dar un mejor futuro a sus familiares y escapar de situaciones de muerte.

 

Los flujos migratorios deberían ser gestionados de manera diferente y la falta de una política exterior común se refleja de una manera negativa, en todos los temas migratorios de la Unión Europea.

 

Muchos de los obstáculos que frenaban hasta principios de los años noventa a las personas más pobres del planeta dentro de sus fronteras nacionales han cambiado o sucumbido por completo, ahora este gran fenómeno está afectando a los países más ricos, convirtiéndose en una migración ilegal de personas dispuestas a hacer cualquier cosa para alcanzar la meta del bienestar. Los estados miembros de la UE se han convertido en el objetivo de esta meta. La UE ha realizado una política muy dinámica pero diferente hacia los países en vías de desarrollo. Esta se ve en los acuerdos multilaterales y de cooperación. En muchas ocasiones los enormes recursos económicos y alimenticios han permitido a Europa llevar asistencia a las poblaciones diezmadas por el hambre y la sed. Obviamente, esta red de relaciones comerciales, no podía ser la respuesta definitiva para resolver los enormes problemas del subdesarrollo, ni ha podido detener el éxodo de los que abandonan su propio país. La situación se complica por el hecho de que cada país de la unión prepara sus políticas migratorias individualmente sin proponer soluciones comunitarias para gestionar el fenómeno desde su raíz o al momento de la llegada en Europa, y estas continúan siendo poco eficaces, por ejemplo se podría pensar en destinar mayores recursos a los famosos "países de entrada” como podrían ser aquellos que tienen directo contacto con el Mar Mediterráneo.

 

Hay que recordar que, además de los inmigrantes ilegales hay al menos tres líneas de control de la inmigración en la UE: el de los trabajadores extranjeros con un permiso de residencia, aquellos que aplican para la admisión a la "reunificación familiar" y la de los refugiados en busca de asilo político.

 

 De acuerdo con las estimaciones de las principales organizaciones internacionales en el mundo hoy en día hay por lo menos 130 millones de personas que han huido de su país de origen (cifra que aumenta cada día con las guerras actuales). El fenómeno de la migración se dirige principalmente a los países industrializados, mientras que la base de este nace de manera especial en los países en vía de desarrollo. Los primeros países en Europa que poseen un gran número de migrantes son Alemania, Inglaterra, Francia, España e Italia. Con un número elevado de musulmanes con respecto a aquellos que provienen de países cristianos/católicos. La presencia extranjera en Europa es muy diversa y dividida, es una mezcla de culturas, religiones y costumbres y para todas las naciones de acogida plantea enormes problemas de convivencia e integración de los extranjeros en sus tejidos locales. La aceptación de las masas de refugiados se somete a la evaluación de la conveniencia política y a la solidaridad internacional.

 

La migración es un recurso para el desarrollo, como en el caso de los Estados Unidos que han logrado transformar el fenómeno de la inmigración desde la desestabilización a un factor de crecimiento económico. Cada país se enfrenta a este flagelo como quiere y como puede. No hay escasez de soluciones drásticas: como la adoptada por España, que ha decidido elevar dos muros de alambre de púas, ocho kilómetros de largo, en los dos "enclaves" de Ceuta y Melilla para detener la inmigración procedente de África. La diplomacia Italiana ha llegado a acuerdos bilaterales con determinados países mediterráneos, como Marruecos y Túnez, para trabajar en la "readmisión" de inmigrantes ilegales en el país a cambio de acuerdos de cooperación de desarrollo, pero esto se ha relevado poco eficiente.

 

Los diversos países están llamados a realizar acciones preventivas para desalentar la inmigración ilegal; y creo consista principalmente en la fabricación de un tejido social más receptivo al fenómeno y un sistema que dificulte al huésped vivir en una situación de ilegalidad. En algunos países de Europa prolifera un mercado negro de mano de obra, es aquí donde los ilegales encuentran fácil aceptación y suelen llevar una vida normal eludiendo cualquier control. El fenómeno es, sin embargo, más controlado en Suecia ya que las posibilidades de estadía de los migrantes no comunitarios son más difíciles, ya que evadir el control de las autoridades estatales es casi imposible. Hay una necesidad urgente de una política concertada y coordinada en materia de asilo e inmigración, que es más eficaz para poner en marcha una iniciativa para ayudar a estos países a salir del subdesarrollo y desalentar ese tipo de inmigración ilegal que tiene sus raíces en la falta de bienes primarios y cualquier ocupación.

 

Europa tiene la responsabilidad de aceptar a aquellos que provienen de situaciones económicas, sociales y políticas en dificultad pero de otro lado está en la obligación de proteger a sus propios ciudadanos y brindar a ellos una seguridad a 360 grados que permita a la población local de crecer tranquilamente. Es por aquello que Europa debe encontrar políticas comunes que puedan proporcionar un equilibrio y que puedan seguir garantizando un crecimiento general de todos los países de la Unión.