No podemos dejar de celebrar el merecido triunfo de Nairo Quintana, gracias a cuyo valor, constancia y capacidad deportiva, Colombia volvió a ganar la vuelta a España después de 29 años. A su lado, en el podio, en el tercer lugar, recibió emocionados aplausos otro colombiano: Esteban Chaves, quien conquistó el tercer lugar.
En el camino de la etapa final, en la capital española, cientos de banderas tricolores alegraron la tarde y después, ya en la noche, el Himno Nacional de Colombia produjo una vez más, como en Río de Janeiro hace unos días, ese indescriptible sentimiento de amor y orgullo patrio.
Nuestros deportistas han logrado alcanzar la victoria gracias a su propio esfuerzo, y son los mejores representantes del país en el exterior. Este año, especialmente, se han propuesto a entregar lo mejor de cada uno para incrementar el indudable prestigio internacional del deporte colombiano en distintas disciplinas. Merecen por ello,no solo las preseas que se les entregan en los eventos, sino la gratitud inmensa del pueblo a cuyo nombre obtienen tan merecidas distinciones.
11 de septiembre, una fecha para recordar con alegría en Colombia, aunque no podemos olvidar que para otros es una fecha de malos recuerdos: para los norteamericanos, el de los ataques terroristas en Nueva York y Washington del 11 de septiembre de 2001, representados en esas dolorosas imágenes de las torres gemelas impactadas por aviones suicidas. Para los chilenos, la horrible pesadilla del golpe de Estado de Augusto Pinochet y sus extremistas de derecha contra Salvador Allende. También con esos pueblos y con las víctimas debemos expresar solidaridad.
En cuanto a los deportistas colombianos, hay que repetir: el deporte requiere el apoyo del Estado, verdadero, auténtico y tangible, más allá de los emocionados trinos presidenciales y de las incumplidas promesas oficiales cada vez que un colombiano triunfa gracias a su personal esfuerzo.