El Presidente Juan Manuel Santos ha formulado atrevido reproche a los medios porque transmiten, segun él, una visión negativa y pesimista de la sociedad colombiana y de la situación actual del país.
Igualmente, hizo un peligroso llamado a los empresarios -que son los anunciantes- para que influyan en los contenidos de lo que transmiten los medios y hagan que se proyecte una imagen optimista de lo que pasa.
Este es un ataque inconcebible del Gobierno contra los medios y la libertad de prensa. Y una sugerencia perversa a los empresarios, que ellos ya han manifestado que no aceptan.
Con ese llamado resultan vulnerados los derechos fundamentales garantizados en el artículo 20 de la Constitución: la libertad de expresión y el derecho a la información. Y la libertad de los medios, también garantizada en el precepto superior, sin perjuicio de su responsabilidad social. Y se viola el derecho fundamental allí reconocido a todas las personas: el derecho a recibir información veraz e imparcial.
Por otro lado, quienes estamos en los medios de comunicación no le podemos mentir al público, ni ocultarle la verdad. Y así como transmitimos lo bueno, optimista y positivo, estamos en la obligación, tenemos el derecho y cumplimos la función de entregar, de manera objetiva y veraz -sin amarillismo ni exageraciones-, lo que ocurre con la economía, con el orden público, con la corrupción, con el crimen, con la seguridad, con la salud, con la educación, con la actividad o las omisiones del gobierno y de las autoridades. Ello corresponde a la libertad de prensa y comunicación que garantizan la Carta Política y los Tratados Internacionales sobre Derechos Humanos
El papel de los medios consiste en informar, no en engañar.
Nuestra actividad no implica, ni puede implicar, ni puede ser utilizada o manipulada para engañar o para ocultar realidades.