“Elegir y ser elegido, tomar parte en elecciones, plebiscitos, referendos, consultas populares, y otras formas de participación democrática, tienen derecho los colombianos a constituir partidos, movimientos y agrupaciones políticas, sin limitación alguna; formar parte de ellos libremente y difundir sus ideas y programas.”
Es claro que el desconocimiento de los derechos por parte de los ciudadanos restringe las posibilidades de libertad y toda oportunidad de progreso; de igual manera este desconocimiento es aprovechado por quienes pretenden perpetuarse en la diligencia política bajo la realidad que un pueblo ignorante es más dócil y sumiso; razón por la cual los mandatos constitucionales no se cumplen y se convierten en un conjunto de normas, derechos y deberes en desuso.
Si los ciudadanos se preocuparan por aprender y entender sus derechos, se darían cuenta que la constitución política establece los mecanismos y las acciones públicas para la defensa de los mismos, de la constitución y de la ley, a pesar que es deber de las autoridades divulgar la carta magna y fomentar las prácticas democráticas para el aprendizaje de los principios y valores de participación ciudadana. No se da aplicación a este mandato por considerar que el conocimiento es un arma lesiva, cuando el poder está corrompido.
La oscuridad jurídica y política que bloquea las libertades de los ciudadanos, sólo podrá ser disipada con el brillo de la luz que se obtiene mediante el estudio de la constitución y el conocimiento de los derechos humanos fundamentales, políticos y sociales, que se encuentran plasmados en el articulado de nuestra olvidada, poco leída y poco estudiada constitución política de Colombia.