Como todos los asuntos judiciales, la demora es el detonante de la angustia, la situación no se resuelve, no demuelen el edificio ni dan orden de ninguna índole, los constructores guardan silencio, a los adquirentes no se les proporciona información y la responsabilidad no tiene lugar en la situación.
Los incautos y confiados compradores a la espera mientras el dueño de obtener una vivienda digna, comprada de manera honesta se desvanece por las irresponsabilidades de alguien que la justicia no ha podido determinar.
Mientras esto ocurre las familias que entregaron sus ahorros con el propósito de adquirir un inmueble en planos, se sienten defraudados, sin apoyo del estado viendo cómo pasa el tiempo y se diluyen sus proyectos de tener una vivienda.