Colombia, país del sagrado corazón, donde “el más vivo soy yo”, “si no es conmigo no existe, ni me importa”, tenemos un gobierno presidido por un inepto, que permite que se roben los dineros destinados a la salud, a la educación y a las obras en sus narices, sin hacer nada por evitarlo. Somos unidos cuando nuestros queridos artistas lanzan un disco, o para apoyar a nuestra selección en los partidos de fútbol siempre y cuando la goleada no se tan grande.
En nuestras costumbres esta como regla, “no dar papaya”, “marica el último”, al fin y al cabo “eso no es conmigo” porque “usted no sabe quién soy yo”. La corrupción está presente en cada institución, pasamos de las tragedias naturales, las masacres, parricidio, a la desobediencia colectiva, no conocemos de moral, ni de urbanidad. La vacuna podrá inmunizarnos del COVID, pero de la corrupción, del abandono, de la estupidez y deshonestidad de nuestros gobernantes, de nuestro presidente, de algunos gobernadores, de algunos alcaldes, de los jueces corruptos, de los policías delincuentes, nadie podrá vacunarnos.
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