En esta página y en LA VOZ DEL DERECHO somos profundamente respetuosos de la libertad de opinión, y aunque, como directivos de las mismas, no compartamos lo que escriben nuestros colaboradores permanentes u ocasionales, no aplicamos la censura y publicamos los escritos y las columnas tal como vienen.
La crítica respecto a quienes ejercen o hemos ejercido funciones públicas es frecuente entre aquellos cuyos escritos difundimos. De hecho, hemos publicado inclusive críticas al suscrito y Director y a nuestros medios. Eso hace parte de la libertad de expresión.
Pero también podemos expresar nuestros propios conceptos, en muchos casos no coincidentes con el criterio de columnistas y colaboradores. Es el caso del artículo escrito en nuestra sección “Opinión on line” por el abogado Juan Camilo Sanclemente sobre la exfiscal y actual Secretaria General de la Alcaldía de Bogotá, Martha Lucía Zamora, en donde se formula contra ella dura crítica.
El hecho de publicar el artículo no significa que lo compartamos, ni que nos hagamos solidarios con su contenido.
Quien esto escribe conoce a la Dra. Martha Lucía Zamora desde la Corte Constitucional, en donde, como Magistrada Auxiliar, desempeñó un brillante papel e hizo aportes decisivos para la consolidación de la jurisprudencia que sentó la Corporación en materia de control constitucional abstracto y en lo atinente a los derechos fundamentales y sus garantías.
Son muchos los escritos valiosos que conocemos de la Dra. Martha Lucía, como lo escribimos cuando fue designada Fiscal General de la Nación hace unos años.
Creemos en su buena fe y en su sólido criterio jurídico, y, en lo que nos consta, su actividad en los cargos que ha desempeñado, se ha distinguido por la ética y la rectitud. Desde luego, nada podemos decir de procesos específicos, como el referido por el abogado Sanclemente, porque no hemos tenido participación alguna en ellos.
Entonces, desde nuestra perspectiva, y en lo que corresponde a nuestra personal experiencia, respetando criterios diferentes, la Dra. Zamora es una abogada penalista muy brillante y respetable, que como todas las personas goza de la presunción de inocencia mientras no se le pruebe lo contrario.