Ha culminado el proceso electoral. Debemos felicitar a los ganadores y desearles los mayores éxitos en sus respectivas gestiones. Sus triunfos y logros serán los triunfos y logros de los ciudadanos en las distintas regiones del país y lo propio ocurrirá desde luego con sus fracasos.
También merece felicitación la Registraduría Nacional del Estado Civil por la prontitud y exactitud en la entrega de resultados. Ahora, es muy importante observar que ciudades como Bogotá, Medellín, Cali o Barranquilla y departamentos como Nariño o Córdoba, escogieron a líderes muy respetables y serios que seguramente emprenderán tareas a favor del progreso y desarrollo de sus comunidades.
El deseo de la ciudadanía en todas las regiones se puede resumir en la solución pronta y eficaz de los muchos problemas y carencias existentes, mediante una eficiente canalización de los recursos públicos pero eso sí, evitando el despilfarro y ante todo derrotando la corrupción que es el gran cáncer en todas partes.
Como siempre acontece en la democracia hubo grandes perdedores: la izquierda o el centro democrático, por ejemplo, pero por lo que hemos visto y oído desde anoche, unos y otros reconocen las derrotas y se preparan para futuros debates.
Ahora lo que viene para el país, es seguir adelante con el proceso de paz, la búsqueda de la reconciliación, el cese del conflicto y la difícil y ardua etapa del posconflicto.