Ha divulgado el Presidente la pregunta que se formulará a los colombianos el 2 de octubre, cuando se vote el plebiscito:
Nos parece que la redacción del interrogante ocasiona necesariamente en el ciudadano una confusión entre el objetivo que perseguimos todos los ciudadanos -el logro de una paz estable y duradera- y el Acuerdo Final celebrado entre el Gobierno y las Farc -sin mencionarlas-.
Probablemente, muchos de nuestros compatriotas se verán inclinados inicialmente a votar por el SÍ, en cuanto al propósito loable e indiscutible de la paz, tras medio siglo de violencia y muerte, para entregar a las nuevas generaciones un país mejor que el que nos ha tocado vivir hasta ahora.
No obstante, esa tendencia inicial se verá en muchos casos interrumpida, al ver el votante que con su voto afirmativo aprobará en realidad un acuerdo contenido en 297 páginas, de cuyo contenido no está enterado. Porque, aun habiendo leído el texto, su redacción es tan farragosa, tan encriptada, que no hay prácticamente ninguna posibilidad de que un ciudadano del común -un ama de casa, un obrero, un empleado, un médico, un carpintero, para mencionar algunos a título de ejemplo- pueda medir en toda su dimensión lo que significan esas 297 páginas, en sus características, en sus efectos jurídicos, en sus consecuencias políticas.
Y si se logra valorar ese contenido, se encuentran muchos elementos del complicado documento con los que la mayoría de los colombianos no estamos de acuerdo, como la impunidad; la vinculación de lo acordado como parte del bloque de constitucionalidad; la asignación de curules sin elección popular; la posibilidad de que el narcotráfico sea delito conexo con el delito político. En fin, tantos puntos discutibles que -diría el Gobierno- fueron aprobados por el pueblo si se obtiene para el SÍ una votación que supere el 13% del censo electoral.
Entonces, el ciudadano al que no convencen las 297 páginas, si las ha leído, o el que prefiere no entrar en ellas por no conocerlas y desconfía, votarán por el NO.