Los colombianos estamos convocados a un plebiscito que se votará el próximo 2 de octubre, para decidir si apoyamos o no el, hasta ahora borrador, del Acuerdo Final pactado entre el Gobierno y las FARC con el objeto de construir una paz estable y duradera. De conformidad con lo previsto en el artículo 40 de la Constitución, el de participar en un mecanismo democrático como este es un derecho, y según el 95 es un deber. Y al tenor del artículo 22 de la Carta, La Paz es un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento. Así que todos tenemos el derecho de concurrir a las urnas el 2 de octubre, y el deber de hacerlo. Y el tema es de tal trascendencia para el país que la participación en el plebiscito; la participación de todos es esencial; es un deber patriótico. Desde luego, también es un derecho inalienable decidir si se vota por el SÍ o por el NO, sin presiones, sin amenazas, sin ataques por pensar una u otra cosa. Y es obligación de todos respetar el libre ejercicio de ese derecho por parte de todos y cada uno de los demás ciudadanos. El respeto a los derechos es el mejor camino hacia La Paz. Los insultos y las ofensas, las descalificaciones, los denuestos contra quienes no piensan igual que nosotros, sea cualquiera su opinión y su voluntad de voto, es inaceptable y una actitud contraria a La Paz que queremos todos los colombianos.
Si estamos hablando de legitimidad de los acuerdos y del proceso de paz -una legitimidad que proviene de la soberana voluntad del pueblo-, ella solamente puede provenir de un ejercicio libre y espontáneo del derecho de cada uno. Aunque es válido hacer campaña en uno y otro sentido, la campaña tiene que ser respetuosa. Sin alardes, sin perturbación, sin atropellar a nadie. Una campaña en virtud de la cual se busca llamar la atención acerca de los puntos favorables o desfavorables del Acuerdo. Frente a eso el ciudadano decidirá libremente si vota sí o no. Con un compromiso implícito: los unos y los otros aceptaremos los resultados de la votación. Hasta ahí llegan las controversias y las discrepancias. De ahí en adelante se debe actuar de conformidad con esos resultados.