Lo que pasó a los dos periodistas ecuatorianos secuestrados y a su conductor, todos al servicio del Diario "El Comercio" de Quito, es a esta hora un misterio, pero muy extraño. Todo indica, según comunicado de los terroristas comandados por alias "Guacho", disidente de las FARC-EP, y si son genuinas las fotografías enviadas a algunos medios colombianos, que fueron cobardemente asesinados, aunque el Gobierno no responde nada.
El Presidente ecuatoriano Lenin Moreno, quien se encontraba en Lima para asistir a la "Cumbre de las Américas", que hoy comienza, alarmado y de manera responsable, regresó ayer en la tarde a Quito y dio un ultimátum a los terroristas para que en 12 horas envíen pruebas de supervivencia de los secuestrados, vencido el cual tomará medidas, seguramente de ataque militar, y exhortó al Gobierno colombiano a hacer lo propio.
Nada se confirma, ni se desvirtúa. Nada se sabe. Todo es oculto y misterioso. Hay una total falta de información. Y una gran confusión.
Además de constituir ello una inadmisible tortura para los familiares de las víctimas, es una omisión oficial que engaña a la comunidad, en Colombia h en el Ecuador, si ya nuestras autoridades tienen la información radial sobre los hechos. No la deben seguir ocultando.
Hay zozobra y angustia. Y desinformación. No es justo mantener a las familias de los secuestrados en semejante desazón.
Ahora bien, vendrán luego las declaraciones sobre que a los asesinos "les caerá todo el peso de la ley", como suele decir el Presidente Santos, aunque después propondrá concederles beneficios y perdón, previo un nuevo proceso de paz.
La desinformación no se justifica por causa de la "Cumbre de las Américas", y lo más indicado sería informar todo lo que se sabe y hacer causa común con el Gobierno ecuatoriano - que demostrado ser menos político pero más sensible ante la violación de los derechos humanos-, con el fin de erradicar el foco de violencia y terrorismo en la frontera e impedir que este y otros crímenes queden impunes.