Considero, entonces, que tengo la libertad y la función indispensables para obrar en este sentido, diciendo por quién depositaré mi sufragio, desde luego sin comprometer a las instituciones que dirijo, como la revista “Elementos de Juicio”, la emisora digital “La Voz del Derecho” o el bufete de “Consultores Abogados”.
Guardo por todos y cada uno de los señores candidatos -por todos-, así como por quienes integran con ellos sus fórmulas por la vicepresidencia de la República, el mayor aprecio, y la convicción de que, en sus manos -sea quien sea el que resulte elegido- estará el futuro de Colombia, y ellos actuarán con criterio responsable y honesto, desde luego animados por sus propias ideas y criterios de gobierno, que todos los colombianos, en democracia, habremos de respetar, sin perjuicio del derecho a disentir. Pero todos son demócratas. Presumimos su deseo por una Colombia mejor y hacemos votos porque sean independientes y certeros en la fijación de las políticas que conformen el núcleo de la acción gubernamental. Una acción que respaldaremos, siempre que sea por la vigencia de la democracia, del Estado Social de Derecho, de la Justicia, de la paz y del progreso.
Pues bien, sin pertenecer a su partido, votaré por el doctor Iván Duque, un hombre serio y comprometido con la institucionalidad -hoy resquebrajada y temblorosa-, hombre inteligente y audaz, a cuyo padre conocí como honrado, eficiente y capaz funcionario, cualidades que sin duda transmitió a su hijo. Una persona joven -lo que de ninguna manera es un defecto, y por el contrario significa nuevo impulso, dentro de una concepción democrática, que afortunadamente profesan todos los candidatos, en especial el Dr. Duque-, sin embargo con experiencia en varios importantes destinos públicos.
Pero hay unas propuestas de Duque que me parecen esenciales para la definición de mi voto: 1) La eliminación de la nefasta dosis personal de estupefacientes; 2) La férrea convicción de la lucha contra el narcotráfico y la corrupción, que tanto daño han causado y siguen causando a Colombia; 3) La revisión razonable y proporcionada de los acuerdos de paz cuya implementación ha llevado a un caos en el sistema jurídico; 4) Una revisión a conciencia de la errada y desastrosa política económica y fiscal del actual gobierno; 5) La voluntad de no mentir ante la comunidad internacional.
Que ganen los mejores, en democracia y en legítima paz.