Hoy 4 de julio se celebra en los Estados Unidos el Día de la Independencia. Una fecha insigne, en la cual culminó todo un proceso libertario de admirables características, que sirvió de ejemplo a nuestras naciones.
El 2 de julio de 1776 los delegatarios de los nacientes estados votaron la independencia, rompiendo todo vínculo colonial con la Gran Bretaña. El documento, impreso, leído y divulgado mediante volantes en Filadelfia el 4 de julio, fue redactado por un comité del cual hicieron parte Thomas Jefferson, John Adams, Benjamín Franklin, Roger Sherman y Robert R. Livingston, entre otros.
Los representantes del pueblo de los Estados Unidos de América, reunidos en Congreso general, dijeron solemnemente acudir al Creador y Juez supremo del mundo para hacerle testigo de la rectitud y valor de sus propósitos, y declararon, en el nombre y con el poder que ese pueblo depositó en ellos que las antiguas colonias, unidas por el amor a la libertad, eran, y por derecho habrían de ser Estados libres e independientes. Que, a partir de ese día y de manera irreversible, quedaban exentas de todo deber de súbditos respecto a la Corona británica, y quedaba completamente rota toda conexión política entre tales antiguas colonias -ahora Estados libres- y el reino de la Gran Bretaña.
Declararon asimismo que, como Estados libres e independientes, asumían a plenitud el poder para hacer la guerra, concertar la paz, anudar relaciones comerciales y todos los demás actos y cosas que los Estados independientes pueden hacer por derecho.
Y dijeron que, para la efectividad y la debida ejecución de la declaración que suscribían, manifestaban creer en la legitimidad de su acción liberadora, y se confiaban a la protección de la Providencia divina. En ello empeñaban su vida, su fortuna y su sagrado honor.
Una declaración que, a lo largo de doscientos cuarenta y dos años, ha servido de faro a la democracia norteamericana, y ha sido desarrollada en normas constitucionales que hoy permanecen incólumes, desarrolladas y actualizadas por los fallos de la Suprema Corte de los Estados Unidos.
El 4 de julio. Una fecha que, por coincidencia, es también importante para Colombia. El 4 de julio de 1991 culminó sus trabajos la Asamblea Nacional Constituyente, que el 7 de julio promulgó nuestra actual Constitución Política.