Se cumplen en 2019 doscientos años desde la culminación de la campaña libertadora y del triunfo de nuestras tropas en las batallas del Pantano de Vargas u del Puente de Boyacá. Con esas rotundas victorias quedó sellada la Independencia que habíamos proclamado el 20 de julio de 1810.
Es necesario que, más allá de la celebración, pensemos en afianzar los valores de la libertad, la soberanía, la igualdad y la democracia por los que lucharon nuestros próceres y por los que entregaron su vida no pocos de los valerosos soldados patriotas.
Recuérdese que ya habíamos sentado las bases de nuestra institucionalidad desde el Acta del 20 de julio y que, en un esquema federal, habíamos adoptado las constituciones provinciales en ejercicio de nuestra soberanía, pero, dado el propósito de reconquista del rey español Fernando VII - para lo cual envió al Pacificador Pablo Morillo-, el Libertador Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y demás líderes resueltos a reivindicar la Independencia, decidieron - no había otro camino- emprender la campaña por la vía de las armas, para expulsar del territorio a los peninsulares. Es lo que se logró de manera definitiva en 1819, tras un proceso adelantado con valentía inigualable.
Rindamos homenaje a los héroes de nuestra independencia, sin atribuir el éxito de la misma a estados extranjeros. De la revolución americana de 1776 y de la francesa de 1819 recibimos influjo ideológico, a favor de la libertad, pero la independencia la lograron nuestros soldados, sin que haya sido "crucial" apoyo externo alguno, como lo muestra la Historia.
Son precisiones indispensables.