Los conductores, y ahora muchos taxistas, siguen en protesta contra las autoridades de tránsito por la aplicación de las normas vigentes, según las cuales la reincidencia en las infracciones es sancionada con la suspensión o cancelación definitiva de la licencia de conducción.
Es equivocado el procedimiento escogido contra las normas y las sanciones , pues en el sistema jurídico existen vías para reivindicar los derechos si son violados en casos particulares. Pero si, en gracia de la discusión, cabe la protesta para pedir que se cambien o deroguen las normas, ella tiene que desarrollarse en forma pacífica, como resulta de la Constitución.
Como lo hemos dicho varias veces, la violencia, el abuso, el bloqueo de vías, el perjuicio a la comunidad, la amenaza y la agresión contra los ciudadanos y contra los transportadores que quieren trabajar, la destrucción y la obstrucción... no hacen parte de la libertad de expresión, ni de la libertad de reunión, ni del derecho a la protesta, garantizados en la Constitución y en los Tratados Internacionales.
Las garantías institucionales y la protección recaen sobre el ejercicio válido y lícito de los derechos, no sobre su abuso.
Como resulta del artículo 95 de la Constitución, todo derecho tiene por contrapartida los deberes y las responsabilidades. Toda persona tiene los derechos, asegurados por las normas y las autoridades, pero sobre la base de que los ejerza sin romper el orden jurídico, sin vulnerar los derechos de los demás, sin perturbar el orden público, sin dañar los bienes públicos o privados, sin violencia, dentro de criterios razonables y con el debido respeto a la sociedad.
Desde luego, las autoridades de policía tienen que reaccionar ante la violencia y capturar a quienes la provocan y practican. Pero a su vez no pueden incurrir en el uso indebido, desmedido y excesivo de la fuerza, como infortunadamente ocurrió ayer 24 de septiembre en Bogotá, cuando las fuerzas policiales invadieron los predios de la Universidad Javeriana y atacaron con gases a estudiantes pacíficos e incluso al Hospital San Ignacio.