Lo lamentable son los argumentos discriminatorios empleados y el fanatismo demostrado por el operador judicial. Sin ánimo de desatar una polémica, dejo al análisis de los lectores las consideraciones y los invito que de manera respetuosa participen con los comentarios a la providencia judicial proferida.
Para quien escribe esta columna de opinión, la administración de justicia es una función pública, los jueces deben impartir justicia y no son sujetos que puedan anteponer a sus decisiones argumentos de objeción de conciencia. No podemos perder el norte de nuestro estado social de derecho y los avances en materia de igualdad de las parejas del mismo sexo no pueden ser desconocidas ni transgredidas por convencimientos de fe de índole personal. Si algo he aprendido de esta difícil época de pandemia es que todos somos iguales, que el COVID no discrimina, mucho menos lo hará nuestro padre celestial.
Les comparto la polémica providencia para sus opiniones personales:
Haga click aquí para leer la providencia en formato PDF.
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