Certidumbres e Inquietudes: DECISIONES ACERTADAS. Por José Gregorio Hernández Galindo. Destacado

No todo ha de ser crítica para el Congreso, como tampoco para cuanto se hace en la mesa de La Habana. Lo propio de la actividad académica, también de la periodística, reside en la objetividad, y no sería objetiva ni aceptable, desde la perspectiva individual, una actitud siempre negativa, que no reconociera aciertos.
 
Merece felicitación  el Congreso por la ley que, superando lo irrisorio de la legislación que venía rigiendo, sanciona de verdad a quienes, en el curso de inaceptable crueldad, maltratan a los animales. Éstos también sienten. Sufren. Les duele el castigo, por otra parte inmerecido. También ellos se fatigan, y el ser humano no está legitimado para, valiéndose de su supuesta superioridad, causar lesión, daño o la muerte a seres por completo indefensos.
 
La otra ley plausible es la que aumenta las penas a los delincuentes que atacan a las personas con ácido. Eso ya no solamente es cruel. Es criminal. Basta conocer la dolorosa historia de Natalia Ponce, cuyo caso nos ha conmovido, para comprender que estos desalmados merecen un castigo ejemplar y deben ser apartados de la sociedad por el mayor número posible de años.
 
En otro asunto, recuérdese que la Carta de San Francisco, suscrita  el 26 de junio de 1945, señaló con claridad el objeto y los propósitos de la Organización de las Naciones Unidas: entre otros,  "mantener la paz y la seguridad internacionales, y con tal fin: tomar medidas colectivas eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz, y para suprimir actos de agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos, y de conformidad con los principios de la justicia y del Derecho Internacional, el ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de conducir a quebrantamientos de la paz;"
 
Así que las Naciones Unidas, y en especial su Consejo de Seguridad, así como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) -a la cual pertenece Colombia- están llamadas a jugar un papel trascendental en favor de la paz en nuestro territorio. El proceso que se adelanta en La Habana, si quiere ser exitoso, debe llevar en el algún momento al cese de hostilidades de carácter bilateral y definitivo, y a la entrega de las armas hoy en manos de los guerrilleros de las Farc. Esos elementos, indispensables para concluir en la terminación del conflicto armado, requieren que instituciones imparciales y serias vigilen y verifiquen el desarrollo de todos los pasos pertinentes y vean si lo acordado se cumple, y en caso de incumplimiento de alguna de las partes, así lo adviertan y se procure la correspondiente corrección para que el proceso no fracase.
 
Se pedirá al Consejo de Seguridad que constituya una Misión Especial no armada -es decir, no los conocidos "cascos azules"- que, junto con países de la CELAC se encarguen de verificar todo lo relacionado con el cese al fuego bilateral y definitivo y con la entrega de las armas por parte de la organización guerrillera.
Jose Gregorio Hernandez Galindo

Expresidente de la Corte Constitucional de Colombia y director de la publicación “Elementos de Juicio. Revista de Temas Constitucionales” y la emisora "lavozdelderecho.com".

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