Se nos convoca a votar el 2 de octubre respecto al Acuerdo celebrado entre el Gobierno y las Farc, para la construcción de una paz estable y duradera. No se nos pide escoger entre la paz y la guerra.
Recordemos que la paz es un valor, un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento, y que no se puede reducir a un escrito, por voluminoso que sea, pues la paz es, de suyo, mucho más amplia y ambiciosa.
Digan lo que digan y ofendan como ofendan quienes no comparten un criterio personal por excelencia como es el relativo al ejercicio del derecho inalienable al voto en una democracia -en cualquier sentido-, lo cierto es que no resulta coherente ni honesto dar el voto afirmativo a aquello que no se comparte. O el negativo por lo que se quiere.
El plebiscito es un mecanismo de participación en que se acude al pueblo, integrado por la totalidad de los ciudadanos, para que diga, en ejercicio de la soberanía de la cual es titular (Art. 3 de la Constitución), si apoya o comparte una cierta política oficial; o una cierta decisión. Cuando, desde el aparato estatal -en una sociedad democrática y participativa (Arts. 1 y 2 de la Constitución)-, se consulta al ciudadano sobre algo, éste tiene como derecho inalienable (Arts. 1, 2, 40 y 103 de la Constitución) la posibilidad -garantizada por el Gobierno, que no es parte en la controversia sino receptor de la respuesta- de contestar una u otra cosa, libremente. Sin coacciones, presiones, insultos, descalificaciones, propaganda avasalladora, ni otra forma de condicionar los votos o la posición que, frente a la pregunta, asuma cada uno en ejercicio de su libertad.
Si es una democracia; si esa democracia es participativa; si el plebiscito es un mecanismo de participación en que debe predominar la libertad: si lo que quiere el Gobierno es conocer si el pueblo lo respalda o no; si está de por medio un asunto de trascendencia nacional; si estamos hablando –como hoy ocurre- del futuro del país y del futuro de las nuevas generaciones; si la libertad –por definición- consiste en poder optar sin coacción….¿cuál es la razón para que ciudadanos partidarios de votar NO el próximo 2 de octubre, porque el Acuerdo por el cual se pregunta no los convence o no lo entienden, sea maltratados, ofendidos, chiflados, descalificados, amenazados o convertidos, a fuerza de publicidad y guerra sucia, en partidarios de la guerra?
No se puede invocar la paz mediante la violencia verbal o escrita. La intolerancia y la agresividad son, en sí mismas, enemigas de la paz.