Punto de Referencia: CORRIDAS DE TOROS Y MALTRATO A LOS ANIMALES. Por José Gregorio Hernández Galindo. Destacado

 

Hay expectativa en el país por la decisión que pueda adoptar la Corte Constitucional en relación con las normas legales expedidas contra el maltrato a los animales, y muy concretamente acerca de si las corridas de toros implican maltrato y si, por tanto, deberían ser excluidas del catálogo de espectáculos permitidos.

 

Al respecto, cabe recordar que la Corte -para decirlo con franqueza- no ha sido propiamente clara cuando ha tenido que pronunciarse mediante sentencias sobre el particular. Ha dicho, por una parte, que las corridas constituyen una expresión cultural -por tanto permitida-, y por otra que durante ellas no debe haber maltrato al toro.

 

Conceptos contradictorios e irreales. Porque si algo ocurre en una corrida de toros es que esos animales son maltratados en la plaza; torturados, para un -a nuestro juicio- malsano deleite del público. Es evidente que se los acorrala; se los asedia; que se ejerce violencia contra ellos, y que cuando reaccionan ante el castigo y atacan -como es de esperar que lo hagan-, pueden también causar daño, como en efecto lo han causado en muchos casos, en que los toreros han salido corneados y hasta muertos. Y para muchos, no sin razón, las corridas no son cultura sino barbarie.

 

Ahora bien, lo que se espera entonces es que la Corte Constitucional diga una cosa u otra, con coherencia; sin contradicciones. Y que la decisión, en vez de generar confusión, traiga claridad. Eso es lo propio del debido ejercicio de la función de control constitucional. Que todos -autoridades y particulares- sepamos a qué atenernos.

 

Desde luego -ya por fuera del ámbito de la Corte-, debemos decir que. a la luz de la Carta Política, es lícita la reunión y la protesta por parte de quienes no comulgan con la fiesta de los toros. Prohibirla es un desafuero y una equivocación. Pero la discrepancia debe ser manifestada de manera pacífica y tranquila; sin la violencia desaforada que contemplamos el pasado domingo en Bogotá. Es un contrasentido protestar contra la violencia mediante actos violentos. Aunque -dicho sea de paso-, al parecer no fueron los organizadores de la protesta quienes causaron el desorden, rechazado por la ciudadanía.

 

Finalmente, no estamos de acuerdo con quienes ahora están proponiendo eliminar la sanción penal -con cárcel- para quienes maltratan a un animal, y sustituirla por multas insignificantes. Ese sería un grave retroceso. Los animales son seres vivos, que sienten, sufren, y muchas veces son agredidos y torturados sin causa y por maldad. Su dolor y su angustia, causados por seres humanos...es algo salvaje, indigno, que una sociedad civilizada no puede aceptar. Si en el sistema jurídico hay prisión por daño en bien ajeno -un objeto que no siente-, con mayor razón cuando el daño se causa a un ser viviente, indefenso, que no tiene por qué ser agredido en su integridad, con abuso y con sevicia.

 

Jose Gregorio Hernandez Galindo

Expresidente de la Corte Constitucional de Colombia y director de la publicación “Elementos de Juicio. Revista de Temas Constitucionales” y la emisora "lavozdelderecho.com".

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