Así que quien la hace, en el actual gobierno, no la paga. Promesa incumplida.
En campaña, el Presidente Duque prometió que su gobierno no sería fiscalista. Que no habría incremento de los impuestos. Que no se afectaría a los pobres, ni a la clase media. Por eso, el proyecto de reforma tributaria, con un engañoso eufemismo, no se llama reforma tributaria sino "ley de ajuste fiscal", o "de financiamiento" . Pero no por el cambio de nombre cambia o desaparece el contenido -netamente fiscalista- del proyecto en curso. Una mentira y otro incumplimiento.
Ahora el Ministro, ya sin tener que pensar en la moción de censura, dedicará todo su tiempo a diseñar, afinar y sacar adelante la regresiva reforma tributaria en que está empeñado el Gobierno
Extender el IVA a los productos de la canasta familiar es un grave error del gobierno y del Congreso. Es un flagrante incumplimiento de la palabra empeñada durante la campaña presidencial, y ante todo una agresión contra el pueblo. ¿Por qué, para reducir el déficit fiscal, no se comienza por disminuir la frondosa burocracia (las muchas agencias estatales, por ejemplo) y por ahorrar en gasto público?
¿Por qué no se eliminan gastos innecesarios, en vez de aumentar la ya irresistible carga tributaria que , además y por si fuera poco, en Bogotá, el Concejo aprueba un nuevo impuesto -que ya no es contribución - de valorización, todo lo cual, unido al altísimo impuesto predial y a los impuestos nacionales, conforma ya un sistema tributario regresivo, inequitativo y confiscatorio?.
Todo esto afecta la credibilidad gubernamental.