A precios de enero/2019, la nueva canasta básica familiar (4 personas: papá-mamá y dos hijos -as), presentada por el DANE, costaba en promedio, $3.488.577. La inflación nacional en los dos años trascurridos ha sido del 5,41%, o sea que hoy valdría $3.677.310. Si el salario mínimo/2021 (incluido auxilio de transporte) está en $1.014.980, quiere decir que esa familia necesita 3,63 SM para satisfacer sus necesidades básicas. Si los padres ganan, digamos, 2 millones uno, y un millón 677.310, el otro, alcanzarían a ganar lo necesario para vivir: ¿De dónde diantres van a sacar para impuestos?
Más infame es que se diga que la propuesta de ANIF tiene “enfoque social” (El Tiempo, 08.03.21).
Recién decretado el incremento salarial 2021, el diario barranquillero, El Heraldo (a veces la prensa regional tiene más sentido social), hizo el ejercicio de ver hasta dónde le alcanzaba un salario mínimo a una persona, y encontró que “más de la mitad se va en vivienda, alimento y transporte”: 61,0%, para ser exactos. Es cierto que no todos los trabajadores viven de un SM, pero la inmensa mayoría, el 85%, gana entre uno y dos SM (DANE). A todas estas, súmenle los estragos laborales de la pandemia que ha dejado sin trabajo a por lo menos 3,5 millones de personas, especialmente no calificadas, es decir, de salario mínimo.
La propuesta de ANIF no solo es un adefesio social, por donde se mire, sino un sinsentido económico. En estos momentos, en todo el mundo, lo que se busca es meterle plata al bolsillo de la gente para elevar el consumo interno y apuntalar la reactivación. Pero en Colombia, el propio gobierno bloquea el proyecto de ley de renta básica a cambio de mantener unos subsidios condicionados: Familia y Jóvenes en Acción, Adulto Mayor e Ingreso Solidario, proclives, ¿quién lo duda?, al clientelismo: ¿será por eso?
ANIF no se aleja mucho de la propuesta de reforma tributaria que también avala FEDESARROLLO y, por supuesto, aplaude el Consejo Gremial que le habla al oído a Duque.
La cosa política, por los lados del gobierno, está trastrocada: el expresidente Uribe, indiscutible ‘poder detrás del trono’, propone revivir el impuesto a la riqueza y elevar las tasas a los ingresos más altos, incluyendo los pensionales. Y Duque-Carrasquilla parecen sintonizar más con las propuestas del poderoso sector privado: ¿nace el duquismo? Si su génesis es ésta, va a nacer muerto; y, de paso, catapultar la muerte política de su progenitor.
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