Comparar tasas impositivas sin comparar el retorno social que obtiene el ciudadano por pagar cumplidamente sus impuestos, es como tratar de cobrar el hueso carnudo a precio de lomo.
Técnicamente los impuestos entre países no son comparables, en tanto y cuanto todos son distintos en su geografía, infraestructura vial y urbana, en su cultura, nivel de educación, salud y trabajo; y se pude seguir la lista sin agotar las características de cada cual; p.ej., y para que no se escape atributo tan importante, su misma equidad tributaria y ética de la administración pública que preside los destinos del determinado país.
¿Motiva a alguien pagar impuestos en un país llevado por la corrupción pública y privada? Creo que, si se atreviera alguna empresa a hacer la encuesta en Colombia con esta pregunta, el resultado sería cien por ciento, NO.
Perversamente se ha hecho frecuente impulsar una reforma tributaria con el falso propósito de generar empleo, y una vez aprobada, la gente queda pagando más; y, de aquello… nada. Otro prurito es atraer inversión extranjera que, en gran medida, llega a explotar recursos naturales que no generan gran empleo y, en cambio, causa irreparable daño ambiental; y, de contera, se le bonifica una “seguridad jurídica” que la torna autónoma dentro del Estado, es decir, intocable; y a través de las exenciones y gabelas que se le concede, a la hora de los balances, las utilidades vuelan a sus sedes del exterior.
Pretender homologar una política fiscal en Colombia tipo OCDE, basada más en la renta personal que empresarial, sin alcanzar, pari passu, los mismos, o al menos parecidos, niveles de retorno social que los países cotejados, es profundizar más la inconstitucionalidad del Estatuto Tributario, demandado ante la Corte Constitucional por respetados juristas y economistas nacionales e, insólitamente, rechazada con argumentos que dan pena en boca de unos magistrados de tan alta corte.
Por supuesto que el Estado necesita más recursos disponibles para reactivar la economía nacional y restañar los daños sociales provocados por la pandemia. Duque dijo que todos los países tendrán que hacer lo mismo, “tarde o temprano”: No, ya tempranamente lo están haciendo a través de la renta básica universal financiada con heterodoxia monetaria e impuestos a la riqueza; no sacando más plata del bolsillo de los consumidores de clases medias y pobres, como es lo determinante de la propuesta que anuncia el gobierno con el pomposo título de: “Agenda de Transformación Social”.
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