Dentro del contexto de la violencia contra la mujer por el hecho de ser mujer, el 27 de abril de 2021, Tomás Gimeno un hombre de 37 años nacido en la isla de Tenerife en el seno de una familia acomodada le advirtió a su expareja Beatriz Zimmermann que respecto de sus dos hijas pequeñas de uno y seis años “No las vas a volver a ver” y “Me voy a cargar lo que más quieres”. En efecto, Tomás Gimeno se llevó a las niñas y la investigación concluyó con un resultado previsible: las pequeñas fueron asesinadas por su propio padre. El único cuerpo encontrado -la de 6 años- evidenciaba muerte violenta. Los resultados confirmaron que las envolvió en toallas, las metió en bolsas de basura antes de introducir los cuerpos en bolsas deportivas y después las arrojó al mar atadas al ancla de una embarcación de su propiedad que fue encontrada vacía y a la deriva. El cuerpo de la más grande fue ubicado dentro de una de las bolsas deportivas y el de la más pequeña -se presumió- tenía que haber corrido la misma suerte porque la segunda bolsa se encontraba abierta y el cuerpo nunca fue encontrado. El hombre al parecer se suicidó, sin embargo, logró materializar la más terrible forma de violencia machista, la vicaria.
La violencia vicaria es la que se ejerce contra alguien a través de una persona interpuesta y aunque es una violencia por sustitución propia de otros contextos diferentes al machismo, el que un padre mate a los hijos para herir a una mujer debe entenderse como “violencia vicaria en violencia de género”. En otras palabras, es un concepto adoptado e introducido a la escala de la violencia de género. Sonia Vaccaro psicóloga clínica y forense a quien se le adjudica el uso de la palabra manifestó “Le puse vicaria a este tipo de violencia entendiendo la definición del diccionario, que dice que tiene las veces, poder y facultades de otra persona (Vaccaro, 2012)”.
Son violencias que se ejercen contra la mujer para dañarla, para destruirla, para herirla, pero usando a quienes ella más quiere o tienen para ella un especial significado. En el caso de las dos niñas de Tenerife serían sus hijos. No obstante, esta violencia no se materializa necesariamente en la forma más extrema de destrucción: el asesinato de los chicos. También se logra cuando se los amenaza o cuando el hombre pretende ejercer control sobre la mujer usándolos como medio para lograr un fin. Golpear a los hijos para que la mujer sufra, obligarlos a vigilar a la madre, amenazar a los niños para defender el papel dominante del hombre en el contexto familiar, son todas formas de violencia vicaria en violencia de género.
La violencia contra la mujer es cada vez más amplia y adquiere en todos los casos, formas atroces, sin embargo, usar a los niños para destruir a la mujer eleva la herida a su máximo nivel. Y, aunque se debe reconocer que se han logrado resultados en lo que a sensibilización social corresponde y ya no es un delito invisible y en efecto produce rechazo colectivo y alarma social (Marín, 2012); en general la sociedad -que somos todos- no sentimos como nuestra la violencia de género respecto de estadísticas diarias y, por lo tanto, nos cuesta interiorizarla como un problema social cuya solución nos implica directamente. Para la OMS según advertencia de marzo de 2021 “Cerca de 736 millones de mujeres (es decir, una de cada tres) sufren violencia física o sexual infligida por un compañero íntimo o agresiones sexuales perpetradas por otras personas, unas cifras que se han mantenido estables a lo largo del decenio más reciente”.
Desde luego ante semejantes cifras el asunto no es un tema a puerta cerrada que deba limitarse a cada familia o pareja, por el contrario “la violencia de género se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de derechos de libertad, respeto y capacidad de decisión" (Exposición de motivos Ley Orgánica 1/2004 España).
Desde las políticas de Estado, la OMS invita a los países a cumplir con sus compromisos de voluntad y liderazgo para hacer frente a todas las formas de violencia contra la mujer tomando medidas que transformen las relaciones de género a leyes de igualdad de género; fortalecimiento de los sistemas sanitarios para garantizar que las víctimas que sobreviven a la violencia contra la mujer tengan acceso a servicios dedicados a su protección; intervenciones educativas para acabar con las creencias discriminatorias, incluyendo educación sexual; medidas preventivas para evitar la discriminación por temas de género; recopilación adecuada de datos y mediciones de formas de violencia que sufren las mujeres, entre ellas las mujeres más marginadas.
Referencias:
Hermanas Mirabal.- Wikipedia. Enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Hermanas_Mirabal
Gestarsalud. Violencia vicaria: la forma más extrema de violencia ejercida sobre una madre. Enlace: https://gestarsalud.com/2021/06/23/violencia-vicaria-la-forma-mas-extrema-de-violencia-ejercida-sobre-una-madre/
La violencia contra la mujer es omnipresente y devastadora: la sufren una de cada tres mujeres. OMS. Enlace: https://www.who.int/es/news/item/09-03-2021-devastatingly-pervasive-1-in-3-women-globally-experience-violence
Marín, M., y Martínez, R. (Coord.). (2015). Introducción a la psicología social. Difusora Larousse - Ediciones Pirámide, Cap. 9 (161-168)
Sonia Vaccaro, psicóloga. Enlace: https://www.soniavaccaro.com/
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