El diccionario de la RAE lo define como… Capacidad de adaptación de un ser vivo o material inerte de reponerse a persistente perturbación. Es famosa la simulación dinámica del equilibrio natural entre zorros y conejos; y en el segundo caso, el ejemplo del caucho, que vuelve a su forma original después de ser estirado.
Una ojeada al texto de C.S. Holling nos informa sobre la interrelación natural que existe entre presa-depredador. Su conclusión es que siempre hay una persistente resistencia de la presa al depredador, y a esa resistencia la llama resiliencia.
De la ecología, el término emigró a la ingeniería con el significado de… Capacidad de un material inerte para resistir fuerzas externas sin doblarse o deformarse.
El léxico culto actual quiere traslapar la resiliencia ambiental y material, en resiliencia psicológica, para ajustarla al ámbito de la capacidad humana de hacer frente y superar sus problemas. Y raro resulta ya el texto académico, discursivo o documento-guía del desarrollo socioeconómico que no incluya el término como condición sine qua non para soportar las vicisitudes de la vida.
Visto lo anterior se puede discutir que, por razones humanitarias, el término resiliencia no casa entre nosotros, y menos ser recomendable como estrategia de vida, a no ser que se admita que no tiene solución de continuidad el statu quo que nos circunda y divide entre el 1% (los lobos) que vive del 99% (los conejos).
Qué quiere decir, subliminalmente, el Banco Mundial cuando señala que para 2030, unos 132 millones de personas podrían caer en la pobreza … y que “por esta razón, es necesario crear mecanismos que permitan a los pobres y vulnerables generar resiliencia…”. Es decir, ¿generar más aguante?, en la definición semántica.
El fin de la resiliencia está enmarcado en el siguiente adagio: “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. Eso es paradigmático. Entre los seres irracionales, la resiliencia termina cuando las presas (conejos), se extinguen a manos de los depredadores (lobos), y están desapareciendo muchas especies animales y vegetales, cada vez en mayor número y menor tiempo.
Resiliencia, entre los humanos, suena mucho a lo único malo en la doctrina de Cristo: otro mundo (cielo), mucho mejor, cuanto más se sufra en este “valle de lágrimas”.
--
Fin de folio.- La Naturaleza dotó al mundo de resiliencia ambiental, y el neoliberalismos nos quiere dotar a los humanos de resiliencia psicológica.
N. de la D - Las opiniones de nuestros columnistas y colaboradores, en ejercicio de su libertad de expresión, no comprometen los criterios editoriales de esta página.
Recuerde encontrar nuestros audios en Spotify, Ivoox, Apple Podcast y nuestra página web www.lavozdelderecho.com
Nuestras redes sociales:
Facebook: https://www.facebook.com/EmisoraLaVozdelDerecho
Twitter: https://twitter.com/LaVozDelDerecho
Youtube: https://www.youtube.com/c/lavozdelderecho1