OPINIÓN: "Derrotero ético y moral" ¿en serio?. Clara Patricia Montoya Destacado
No quiero ni me corresponde entrar a cuestionar la decisión del Gobierno de Trump, respecto de la cancelación de las visas de algunos magistrados de las altas cortes. Hecho que lamento, porque afecta profundamente la imagen de las más altas instituciones encargadas de administrar justicia en Colombia.
Pero si quiero usar el tema de pretexto, para hacer una reflexión: soy colombiana, he tenido que acudir a la administración de justicia como abogada en defensa de intereses ajenos y como víctima directa del atropello de mis derechos por parte de otras personas.
Al comienzo de mi vida profesional, cuando escuchaba el caso de un cliente o cuando interiorizaba el mío personal, me imaginaba que todo encontraría su camino y se alinearía mediante el ejercicio del derecho, al acudir ante un juez. Sin embargo, hoy después de más de 15 años de concurrir en auxilio de los jueces colombianos, incluyendo los de las altas cortes, mi perspectiva es otra y debo decir, muy diferente a la expuesta por el Magistrado Patiño.
Contrario a lo que dice el presidente de la Sala Penal -con excepciones- los funcionarios de las altas cortes (incluyendo la Corte Suprema de Justicia), los despachos judiciales, las fiscalías y en general todos aquellos que administran justicia, no tienen propiamente una posición enhiesta, ni han marcado los derroteros éticos y morales. Tampoco podríamos decir que los sobresaltos de la administración de justicia, han sido pequeñas manchas.
Utilizó el magistrado el adverbio “siempre” que es básicamente decir “en cualquier momento, sin interrupción” ¿De verdad le parece al magistrado que los colombianos hemos recibido “siempre” de la Corte Suprema de Justicia una posición enhiesta anivel social? El adjetivo enhiesta hace referencia a lo que está verticalmente derecho ¿lo dijo en serio?;. ¿De verdad la Corte Suprema ha marcado el derrotero ético y moral de este país? La ética y la moral hacen referencia al estudio del comportamiento humano de cara al bien y el mal. Según eso, la Corte Suprema de Justicia “siempre” se ha inclinado por la prevalencia del bien en todas sus actuaciones, incluyendo la propia que se espera de ellos a nivel social. ¿De verdad?
Pues bien, mi resumen que coincide con el de muchos colombianos abogados y que no lo son –con muchas excepciones de administradores de justicia intachables- es una larga, larguísima cadena de vivencias muy alejadas de posiciones enhiestas y aplicación rigurosa de lo correcto. Veamos: alianzas entre abogados que se comprometen a resultados con jueces de despachos y magistrados de las altas cortes; funcionarios de baranda que engavetan los procesos; jueces y magistrados que se reúnen por fuera de los despachos con abogados y clientes; jueces y magistrados que resolvieron no tener tiempo para leer ellos mismos los expedientes, los delegan y sacan fallos con nombres de otras personas, hechos nacidos de la nada y artículos que ni siquiera fueron demandados; jueces que representan a la administración de justicia y a media cuadra tienen oficinas de abogados que litigan en esos despachos; años y años en espera de fallos que terminan por no interesarle a la víctima pero que traen para el abogado honesto –con el paso de los años- la calidad de víctima de la desidia por parte de la administración y un largo etcétera que no para de crecer.
Mal me parece que les hayan quitado la visa a unos magistrados para ejercer presión sobre ellos so pretexto -si es verdad lo que dicen- de unos fallos que no le convenían a los Estados Unidos, pero no vale la pena defenderse argumentando que “pese a los sobresaltos que ha habido” tenemos una administración de justicia que marca los derroteros de la ética y la moral.
Los colombianos que padecemos este horror por años, no podemos aceptar que ahora se nos diga que esto acá en materia de administración de justicia es un jardín de rosas con algunas pequeñísimas espinas, porque eso no es verdad, ni siquiera respecto de los magistrados que hacen parte de las altas cortes.
Clara Patricia Montoya Parra
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