El clímax se alcanzó el 24M cuando se debatió en el Senado una moción de censura contra el ministro de Defensa, Diego Molano, no por lo que se discurseaba, - todo sabido- sino por el montaje camuflado de los partidos de la coalición oficial para bloquear la censura que se adelantaría al otro día contra el mismo funcionario en la Cámara de Representantes donde, por lo general, el Gobierno tiene más dificultad de controlar los resultados.
Da grima que los partidos políticos y el Ejecutivo se coaliguen para bloquear las justas demandas de una sociedad civil tradicionalmente pasiva --resiliente-- se dice ahora. Era esa sesión la indicada para bajarle temperatura a la olla a presión con la válvula obturada.
Ahí no terminan las cosas: más bien la tormenta perfecta sigue acumulando carga explosiva… Afloran ya las “Marchas del Silencio” de la ‘gente de bien’, sin cancerberos del Esmad, por supuesto, como la del 25 en Cali, lanzada por los medios de comunicación como ejemplo de marcha “pacífica”…
Le están diciendo al pueblo del 28A que sus protestas “no son pacíficas”; que se componen de “vándalos” y “terroristas”, como les espetó una y otra vez el ministro Molano, “a quienes enfrentaremos con todo el peso de la ley”, inclusive con la pena de muerte, pudo haber agregado en su delirante defensa. Súmese que horas antes (en la tarde), la Vicepresidenta y ministra de Relaciones Exteriores, Marta Lucía Ramírez, le cerraba las puertas del país a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH): “… Hay que esperar que los propios organismos de control -Fiscalía, Procuraduría, Contraloría y Defensoría- terminen de hacer su tarea e investigar cada uno de los casos”. A la velocidad de la justicia en Colombia, ¡nunca!
Tanto las ‘gentes de bien’ como el ‘pueblo’, términos polarizantes de uso corriente en los medios, tienen derecho a manifestarse en “protesta pacífica” como reza la CP. Pero lo subliminal del mensaje es que las marchas de unos son “pacíficas” y las del pueblo, subversivas. Se pregunta y acentúa a toda hora que nadie es dueño del Paro Nacional, es decir, es anárquico; y al otro lado aparece la ‘gente de bien’ al frente de sus marchas organizadas. Y cabría preguntar: ¿Organizadas por quién?
Son ya recurrentes los llamados de atención de gente usualmente bien informada de que todo tiende a crear un ambiente de caos que justifique un golpe de Estado. Pues, este enfrentamiento de la ‘gente de bien’ contra el ‘pueblo’ en las calles, esa si auténtica POLARIZACIÓN, es la antesala de una guerra civil que está a tiro de as.
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Fin de folio. Jean Valjean, un exconvicto, a quien penalizaron por 20 años por robar un pedazo de pan para la hija de una mujer que tuvo que prostituirse para alimentarla, encabeza la lucha de Los Miserables contra la injusticia social de la Francia del 1862 (Víctor Hugo).
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