No obstante, el pueblo no encuentra sosiego al gran sufrimiento que padece por cuenta del crimen organizado y para muchos mejicanos, a pesar de la publicidad de la campaña de Peña Nieto resumida en los slogans publicitarios “Este es mi compromiso y tú sabes que lo voy a cumplir”  y “Te lo firmo y te lo cumplo” éstos no dejaron de ser más que palabras de campaña; es decir, no salieron del mundo propio de las simples promesas publicitarias. Y, tal parece que se están cumpliendo los anuncios  de los grupos políticos de la campaña opositora al nombre de Peña Nieto que intuían -sin razón o con ella-, que en la personalidad del candidato existía un personaje creado por los medios de comunicación sin mucho nervio y valor en el manejo de la crisis social de un país que necesita a gritos  justicia expedita, enérgica y decisiva.

 

Afirmar que un Presidente en tan solo dos años puede acabar con el crimen organizado de las magnitudes que ya tiene el país centroamericano es una ilusión y lo sabemos muy bien los colombianos que hemos padecido por tantos años del mismo mal; empero lo que se espera de un Presidente frente a tamaño desafío es que al menos cumpla con lo prometido y demuestre el esfuerzo y el tesón para aplicar sin demora los correctivos necesarios orientados a probarle  en primera instancia a los criminales, que ha llegado a la jefatura un líder con suficiente aguijón para comenzar a frenar el desangre del país y en segunda instancia, para probarle a las familias más pobres y arrinconadas que en su presidente encontrarán un servidor a los pies de la defensa de sus derechos fundamentales tal y como quedó consignado por el propio Peña Nieto en su discurso del 1 de diciembre del año 2012. 

 

Pues bien, la masacre sucedida en la ciudad de Iguala en el estado de Guerrero el pasado 26 de septiembre de 2014; la desaparición –esa misma noche- de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa; la sindicación en calidad de autores intelectuales de la muerte de 6 personas y la desaparición forzada de los jóvenes en cabeza del alcalde y de su esposa -miembros de la tercera fuerza política del país denominada  Partido de Revolución Democrática (PRD)-; la comprobada alianza entre la policía y el grupo criminal Guerreros Unidos liderado –en opinión de muchos-  por un hermano de la esposa del alcalde de Iguala, María de los Ángeles Pineda; la precipitada afirmación en rueda de prensa del Procurador General de México, Jesús Murillo Karam, señalando –con gran indignación para los familiares de los jóvenes- que los cuerpos de los 43 estudiantes fueron conducidos “amontonados” en un camión y una camioneta hacia un basurero de Cocula, localidad vecina de Iguala, sin que se hubieran hecho pruebas de ADN  o sin mayores investigaciones preliminares; y, por último, la partida del gran líder mejicano Enrique Peña Nieto para China para participar de un foro multilateral en cumplimiento de una visita de Estado, como si en México no hubiera sucedido nada, tiene sumido al país centroamericano en una crisis social inmensa.

 

 

Imagen: radioproletariachiapas.blogspot.com

 

 

Estos hechos recientes están marcando un punto de quiebre en la profunda crisis de seguridad social e institucional  que afronta México; y, los analistas y conocedores del conflicto no logran precisar, en dónde está la luz, al final del túnel.

 

Enrique Peña Nieto en su discurso de posesión aseveró: “Detrás de cada delito hay una historia de dolor, incluso, la pérdida de un ser querido. El Estado debe estar al lado de las víctimas y de sus familiares”.

 

Y, en este asunto de acompañar a las víctimas y sus familiares, sobra decir que el estado mejicano al que hacía referencia el posesionado gobernante –por mandato constitucional- está en cabeza de su presidente de quien se esperaba que ante lo sucedido en Iguala permaneciera como lo prometió en su discurso de posesión, al lado de las víctimas y sus familiares. 

 

Si bien es cierto que el encuentro en la China estaba en la agenda del Presidente de México como un compromiso adquirido con anterioridad a la masacre de Iguala, comprensible hubiera sido que México -en esta oportunidad- hubiera asistido en cabeza de una notable delegación en representación de los intereses del país y no –dadas las circunstancias-, por su propio presidente.

 

 

Imagen de: 7info

 

 

Adicionalmente y con miras a tener un largo viaje, el Presidente de México proyectó continuar su desplazamiento para hacer parte del encuentro de los países del G20 que tenía por agenda  los hechos acaecidos en Ucrania; la exclusión de Rusia del G8 hasta tanto no modifiqué su rumbo y permita que el clima mundial se encamine a mejores relaciones; las recientes declaraciones contra Rusia; la situación económica mundial y tal vez un largo etcétera de hechos mundiales que no incluían la política interna de México, competencia prioritaria e individual de su mandatario que prefirió estar en la agenda de los temas mundiales y no haciéndole frente a la profunda crisis que afronta el país para el cual fue elegido presidente.

 

No obstante y bien merecido, el viaje que emprendió el mandatario Peña Nieto le terminó generando un verdadero dolor de cabeza: por cuenta de las duras críticas del pueblo de México y específicamente de los familiares de los 43 desaparecidos, en contra de este viaje del mandatario mejicano y su esposa; aunado a que el maquillador personal de la primera dama de México, Alfonso Waithsman, en un acto de “vanidad de vanidades” se tomó un selfie, hoy catalogado por los mejicanos el “selfie de la indignación” anunciando muy satisfecho que se iba de viaje para la China con la primera dama y obviamente con recursos del Estado; y, la controversia desatada por la

 

Imagen de: Alfonso Waithsman

 

periodista de CNN, María del Carmén Aristegui, en su portal “Aristegui Noticias” quien denunció que la pareja conformada por Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera, compró una lujosa residencia que aparece registrada en calidad de vendedora a nombre de una constructora que ha ganado contratos durante los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional del cual es miembro el Presidente, inmueble que adicionalmente no ha sido declarado por el mandatario, es que le espera en los próximos días a quien prometió en su discurso de posesión ejercer “un Gobierno responsable, que trabajará fuerte desde el primer día, para cumplir uno a uno todos sus compromisos” una dura y complicada tarea encaminada a  probarle –no le queda de otra- al pueblo mejicano, que algo se hará de forma enérgica y que no serán meras palabras, para luchar con tenacidad contra el crimen organizado que tiene encarcelado  al pueblo del bello país centroamericano en medio de una lucha sanguinaria entre carteles feroces por dominar los territorios, ocupar los cargos públicos y arrinconar a las instituciones para forjarse el control del país.

 

 

www.elespectador.com

 

 

Enrique Peña Nieto anticipó su regreso a México el pasado sábado 15 de noviembre, dados los fuertes ataques en su contra y en contra de su esposa Angélica Rivera. Los familiares de los estudiantes desaparecidos necesitan respuestas, explicaciones y pruebas y el mandatario debe entender que su lugar –por mucho tiempo- no estará en los cocteles organizados en el extranjero.