Edhinor –para los que no somos españoles-, es una empresa constructora española constituida en el año 1981 por profesionales del sector de la edificación y la obra civil. Según consta en su página web, su mercado se orienta hacia la edificación (oficial y privada), obra civil, ferrocarriles, rehabilitación estructural, restauración del patrimonio, conservación y mantenimiento de edificios, gestión integral del agua, mantenimiento medioambiental, ejecución sustitutoria, desarrollo de ingenierías y nuevas técnicas, concesión y explotación en régimen de concesión de infraestructura y energías.
Edhinor es miembro de SEOPAN (Asociación de Empresas Constructoras de Ámbito Nacional), junto a las empresas más importantes del sector. No sobra decir que actualmente Edhinor ejecuta las obras de la Seguridad del Ayuntamiento de Madrid.
Pues bien, por cuenta de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, un joven español de 20 años que repartía sus tarjetas personales acreditándose en ellas como el encargado de “Relaciones Institucionales” de Edhinor, la empresa constructora ha pasado al centro de la noticia, por cuenta de su presunto relacionista institucional, hoy catalogado como un estafador.
Foto de: www.elconfidencial.com
Mientras los representantes de la compañía española afirman no haber tenido ninguna relación profesional o laboral con Francisco Nicolás Gómez, los medios de comunicación desmienten la afirmación aseverando que el “pequeño Nicolás” como lo llaman en España, mantenía públicas y conocidas relaciones con altos ejecutivos de la empresa constructora; incluso asistía a eventos sociales de la alta sociedad española con ellos, lo que se puede probar fácilmente mediante fotos y además -y ahí transitan todo tipo de suspicacias-, obtuvo el contrato, hace relativamente poco, de la ciudad de la Seguridad del Ayuntamiento de Madrid.
Nada malo tiene que Nicolás sea joven y trabaje con tan esmerado empeño a tan temprana edad; tampoco que se siente en las mesas presidenciales de las reuniones sociales a las cuales asisten presidentes, políticos y altos ejecutivos de empresas españolas; menos que trabaje para una compañía constructora o que lo hayan nombrado el encargado de “Relaciones Institucionales” y que se conozca con reyes y deportistas de alto nivel; a menos –claro está- que tan privilegiada posición la haya logrado bajo una falsa personalidad y aprovechando artificios y engaños, es decir, que nos encontremos -nada menos y nada más- frente a un delincuente, para ser más precisos, ante un estafador.
¿De dónde salió esta joven estrella catalogada por todos los medios de comunicación españoles como un prematuro rey de la estafa? Francisco Nicolás Gómez Iglesias es hijo de una familia de clase media española, sus padres comulgaban con uno de los partidos mayoritarios de España denominado Partido Popular (PP) del cual hacen parte el ex presidente José María Aznar y el actual mandatario, Mariano Rajoy.
A los 15 años, Nicolás comenzó a frecuentar la agrupación del PP de Chamartín (Madrid) y más exactamente la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) que es una fundación privada española sin ánimo de lucro que trabaja en el ámbito de las ideas y las políticas ligada al Partido Popular (PP) cuyo presidente es José María Aznar. Una persona que dio declaración respecto del caso Nicolás ha dicho que lo conoció en FAES –acompañado de su madre- cuando solo tenía 15 años y que ésta lo presentó como un chico altamente interesado en los temas políticos.
Foto de: haffingtonpost.es
Rápidamente Nicolás ya integrado al FAES, organizó el primer seminario de jóvenes conservadores e invitó a José María Aznar para ser su ponente. De ahí sale una de las fotos entre el joven y el expresidente español, que el “pequeño Nicolás” usaría como carta de presentación en Facebook.
Y, como una imagen vale más que mil palabras –eso lo saben bien los timadores- a uno foto le fue llegando la otra y con ellas, la admiración y el respeto -virtudes o defectos ‹‹depende de cómo se los mire›› de los ingenuos, que según se lee, fueron bastantes. Y, como suele suceder todo tipo de preguntas surgen, la primera y la más obvia la expone la propia juez ¿Cómo es que nadie se dio cuenta? La respuesta también parece obvia: o es muy bueno el estafador o es muy inocente la gente.
www.telecinco.es
Los chicos que lo acompañaron en esa etapa de las juventudes del PP dicen que a todos les prometía puestos y jugosas ganancias en empresas constructoras, pero que rápidamente se daban cuenta que sólo se trataba de falsas promesas. Parte de su juego tramposo consistía –dicen ellos- en que mientras les hablaba interrumpía la conversación para responder la llamada sorpresa de un Ministro o alto ejecutivo de una empresa española o acompañaba su conversación con excesivos comentarios sobre sus padres ricos e importantes.
De su personalidad –aseguran-, se trata de un chico resuelto y decidido; con gran soltura y naturalidad en su expresión verbal y corporal; atento a intervenir en la celebración y participación de todos los eventos del PP; y, aunque de facciones aniñadas muy elegante y serio en el vestir.
¿En qué andaba el ‹‹pequeño Nicolás››? Se matriculó para estudiar derecho en el selecto Centro Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) de Madrid y cursó apenas el primer semestre; acudiendo a sus contactos -como estandarte- pedía dineros bajo la promesa de organizar eventos; por cuenta de Edhinor que hizo las gestiones –a través de una inmobiliaria- para el alquiler del lujoso apartamento en el que vivía Nicolás, realizaba encuentros millonarios y privados para empresarios o chicos de su edad; se movilizaba en coches de alta gama, incluso con chófer; se hacía pasar –además de representante de Edhinor- por asesor de la vicepresidenta del Gobierno y, de agente del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) posición privilegiada que le permitió cobrar 25.000 euros a cambio de interceder en la venta de una propiedad en Toledo; se ofrecía de enlace entre la Casa Real y la Moncloa a cambio de sumas de dinero; y, en un caso de corrupción que actualmente se vive en España por cuenta de un político español de nombre Jordi Pujol quien durante 23 años desempeñó el cargo de Presidente de la Generalidad de Cataluña, pidió en nombre del CNI, dinero a cambio de aliviar su situación judicial.
Foto de: voz.populi.com
Pero hoy al ‹‹pequeño Nicolás›› la vida ya no le sonríe, la semana pasada las autoridades le pusieron freno a su vida loca y se le acusa de falsedad, usurpación de funciones públicas y estafa por engañar a particulares y empresas, prometiendo falsos negocios que iban a salir exitosos gracias a sus presuntos contactos con la élite política y económica española.
Cuando se le requisó el apartamento fueron encontrados informes falsificados del CNI, autorizaciones falsas para vehículos que podían ingresar sin problemas al Palacio de la Moncloa, una sirena de policía que utilizaba en algunos desplazamientos para evitar someterse como cualquier ciudadano a los trancones propios del tráfico tortuoso de las grandes ciudades; una placa de la Guardia Civil y otra de la Policía Municipal auténticas.
Foto de Política.elpais.com
La investigación contra el ‹‹pequeño Nicolás›› apenas comienza y sus antiguos contactos han salido –como suele suceder con el caído en desgracia- a desacreditarlo. Una carrera delincuencial vertiginosa que se terminó –igualmente- muy pronto.