Opinion (2239)

El Jueves 17 en las horas de la tarde, una vez conocido el fallo de la Corte Internacional de Justicia, la Compañera Rosario Murillo, Coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía, dijo a través de los medios del Poder de las Familias y Comunidades: “Nuestro agradecimiento a Dios y a nuestra Madre María, para nosotros los católicos, por esas bendiciones y esa protección que hay sobre nuestro país, siempre nos sentimos protegidos. Estamos en su manto protector, en el caso de nosotros los católicos, con María nuestra Madre y de la mano de Dios en esta Nicaragua Cristiana, Socialista, Solidaria”.  Casi que se podía oír en la radio el choque de las piedrillas y metales de sus collares y pulseras.
 
 
Es interesante el giro que el post-sandinismo ha venido imprimiendo al manejo de las masas: los llamamientos a la revuelta, al antiimperialismo, contra la oligarquía, la burguesía, etc,.ahora son reemplazados por grandes vallas y letreros con un Ortega que llaman a una nación cristiana, socialista y solidaria con conminaciones a seguir en fe, familia y comunidad. El sentimiento religioso parece mover más que los anacrónicos lemas comunistas. El extremismo islámico es un buen ejemplo.
 
 
Cuando  los sandinistas, apoyados por Rusia y aupados por Cuba, tomaron el poder el julio de 1979 , el nuevo gobierno Revolucionario  abrió reclamaciones contra Colombia, pretendiendo su soberanía sobre San Andres y Providencia, frontera acordada por el tratado Esguerra – Bárcenas en 1928. En el 2012, la CIJ sentenció a favor de Nicaragua y le entregó una gran porción de mar colombiano. Esta segunda victoria del pasado 17 de marzo en la CIJ, plantea interrogantes sobre el futuro de la estabilidad de El Caribe, teniendo en cuenta no solo la disputa  limítrofe marítima colombo-nicaragüense sino la construcción del mayor canal interoceánico del mundo por cuenta de los chinos, la avanzada presencia militar y tecnológica rusa en la región y el avasallante narcotráfico. Todo esto en las narices de Estados Unidos, acusado por muchos analistas de apático y distraído frente a América latina en general y  el Caribe en particular, concepto contrapuesto a la aproximación Obama-Castro la cual no cambia mucho, por ahora, el status de gobiernos dictatoriales que tienen Cuba y Nicaragua ni las tensiones geopolíticas globales. En la tierra del poeta Rubén Dario, el derribamiento de la familia Somoza parece haber cedido el turno al Clan Ortega, aferrado al poder como los demás falsos profetas de la infantil izquierda latinoamericana.
 
 
Hábil maniobrero político, después de dos periodos en el poder del país más grande de Centroamérica,  el compañero Presidente Ortega condecoró a finales del año pasado con la Gran Cruz de la Orden Jose de Marcoleta, a la embajadora de Estados Unidos. US ha donado botes patrulleros menores y otros arreos militares logísticos y de comunicaciones a las fuerzas militares del país, en cuantía superior a los 7 millones de dólares y uno de sus barcos hospitales prestó ayuda humanitaria a comunidades empobrecidas en la costaAtlántica. Todo con la justificación del combate al narcotráfico.
 
 
No solamente el recelo de sus vecinos, especialmente Costa Rica, acosa a Nicaragua, señalada de expansionista. El narcotráfico y su violencia, ha venido aumentado en las costas Pacífica y Atlántica y en las carreteras nicas. Grupos armados, que recuerdan a los “contras” apoyados por Reagan, merodean en la frontera con Honduras y ejecutan esporádicos ataques. En Diciembre del 2013, diez personas, entre ellas cuatro oficiales de policía fueron asesinados en el departamento norteño de Jinotega. Un campesino declaró que los asaltantes lucían brazaletes con la “Insignia Colombiana”, sin aclarar de que insignia se trataba. En Julio de 2014, dos buses con partidarios Sandinistas fueron ametrallados por desconocidos en el departamento de Matagalpa, al norte del país: 5 civiles resultaron muertos y 28 heridos. En Facebook, las Fuerzas Armadas de Salvación Nacional-Ejército del Pueblo (FASN-EP) reclamaron la acción.
 
 
“Nicaragua vive un peligroso período de crispación política que podría conducir a un nuevo estallido de violencia por la creciente inconformidad de los campesinos con las políticas del presidente Daniel Ortega, advirtió en Miami, el obispo de la diócesis de Estelí, monseñor Juan Abelardo Mata” entrevistado por  El Nuevo Herald el año pasado.
“Hay gente que esta armada y descontenta con el gobierno. Hemos alertado de esto sin encontrar ningún oído receptivo, y ahí están los resultados” enfatizó el prelado en otras declaraciones. “En Nicaragua los campesinos están disconformes y se están armando..” dijo Roberto Petray, director ejecutivo de Asociación Nicaragüense para los Derechos Humanos (ANPHD). Las elecciones de este año  cuando Ortega muy probablemente gane un tercer periodo, pueden generar un creciente nivel de violencia política. Las comunidades campesinas, en especial aquellas afectadas por la compra, expropiación dicen ellas, de tierras necesarias para la construcción del canal, han incrementado sus protestas. Varios grupos de nacionales chinos han sido apedreados mientras conducían reconocimientos en áreas remotas.
 
 
A lo anterior se agrega la alarmante situación presupuestal. Venezuela ha venido alimentando la pobre economía nica  con apoyos que permiten, por ejemplo, subsidiar el transporte público. Debido a su grave crisis económica, el país suramericano ha reducido sus ayudas en un continuo 22% anual, lo que arroja sombras sobre el futuro financiero del país centroamericano. Petrocaribe está en retroceso y Cuba y Nicaragua son sus primeros deudos.
 
 
Preocupa también, y de manera especial a los Ticas, la anunciada adquisición de dos corbetas misileras y cuatro lanchas patrulleras rusas y aviones rusos o chinos, algo que está pendiente dada la precaria situació monetaria del país, uno de los tres más pobres de Latinoamérica, a pesar que la revolución llego hace 36 años. No se descarta que Rusia, vieja amiga de Cuba y Nicaragua y nueva mejor amiga de Venezuela, done o financie el equipamiento con el que Nicaragua ejercerá soberanía efectiva sobre los 75 mil kilómetros cuadrados de mar que  La Haya le cercenó a Colombia. El petróleo, otro interés vital de Nicaragua, está presente en la disputa con Colombia, pues hay grandes reservas en la zona en litigio.
 
 
En este escenario, Nicaragua, con calma y una sonrisa, se asemeja el gato que se relame los bigotes mientras el ratón que  va a ser tragado, chilla, como el Presidente colombiano quien viajo a San Andrés  el Viernes 19 y exclamó: “La soberanía se defenderá hasta la muerte y hasta el último centímetro” al tiempo que remedaba un pobre saludo militar. El día anterior había expresado su decisión de retirarse de la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia. A lo que  un funcionario de Managua replicó: “….se la está poniendo fácil a Nicaragua”.
 
 
N. de la D.
 
Las opiniones de nuestros columnistas y colaboradores, en ejercicio de su libertad de expresión, no comprometen los criterios editoriales de esta página
Valora este artículo
(3 votos)
La Corte Internacional de Justicia ha resuelto declarar que ella tiene jurisdicción para resolver acerca de las dos demandas que contra Colombia ha presentado Nicaragua.
 
Por supuesto, no compartimos y –por el contrario- hemos criticado  la sentencia del 19 de noviembre de 2012, que despojó a Colombia de buena parte de sus aguas marítimas.
 
Pero la defensa de los intereses  colombianos no fue la mejor. Durante el proceso, los argumentos jurídicos no fueron coherentes, y contra la sentencia no se recurrió. Solamente nos acordamos de denunciar el Pacto de Bogotá de 1948 después del fallo, sin tener en cuenta que al tenor de sus cláusulas quedábamos sujetos a él por un año más.
 
 La semana pasada no se dictó sentencia. Lo único que hizo la Corte  fue asumir jurisdicción y competencia, al rechazar las excepciones de Colombia. Pero lo hizo inclusive con la disidencia de la mitad de los magistrados, luego no es lógico pronosticar que fallarán contra Colombia. La estrategia no puede consistir en declararnos derrotados desde ahora. Los procesos continuarán, estemos o no representados, y los magistrados  se decidirá sobre el fondo.
 
 Lo indicado es participar en los procesos; esgrimir los argumentos y pruebas a favor de la posición colombiana; controvertir  las tesis nicaragüenses: objetar sus pruebas; proponer nulidades; alegar…En fin, lo menos indicado es entregarnos sin defendernos; permitir que se tenga por cierto lo que alega Nicaragua; para después quejarnos de la sentencia adversa y no cumplirla, acudiendo a un mal entendido patriotismo y perdiendo credibilidad ante la comunidad internacional. Arriesgándonos a la imposición de sanciones por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, al cual, por paradoja, acudimos para que verifique cumplimiento de los acuerdos de paz.
 
 Puede ser explicable desde el punto de vista mediático la reacción presidencial  y compartimos el sentimiento general de no querer que perdamos  ni un solo centímetro de territorio colombiano. Pero, desde el punto de vista jurídico, el camino escogido, al declarar que Colombia no comparecerá al proceso ante la Corte, es equivocado. La no comparecencia no evita el fallo, ni inhibe a la Corte para fallar.
 
 Es verdad que Colombia no es parte en la Convención Internacional sobre Derecho del Mar. Pero eso se alega en el proceso, no por fuera de él.
 
 Se equivoca el Gobierno al decir que la Corte Internacional de Justicia es “un tercero”. No lo es. Es un tribunal internacional; dictará sentencia, y las sentencias que profiera obligarán a las partes.
Valora este artículo
(5 votos)
La decisión de la Corte internacional de la Haya de avocar por competencia el conocimiento de las nuevas demandas de Nicaragua contra Colombia, va mas allá de los intereses nacionales de los dos países en litigio e involucra tendencias geoestratégicas globales y dinámicas geopolíticas regionales.
Valora este artículo
(2 votos)

Acerca de Nosotros

Nuestro propósito es aprovechar la tecnología en beneficio de la divulgación, el análisis, la controversia, la verificación de los grandes asuntos en que aparece el Derecho, en cualquiera de sus ramas; los procesos judiciales de trascendencia y los más importantes debates y acontecimientos.